Vedella a la pizzaiola per a una model assassinada

"–Almorcemos juntos antes de ir a la funeraria –propuso Arias.  
Le exigí que fuera en un restaurante de clase, exigencia que Clemente podía satisfacer si un restaurante de clase no lo obligaba a absurdos ceremoniales de etiqueta. Tenía que cobrar por mis servicios. No iba a aceptar uno de esos comedores de mala muerte en los que Arias hacía sus cacerías de secretarias y esclavas de oficina. El apetito se me abrió al imaginar un carpaccio de salmón y una ternera a la pizzaiola regada con un buen vino.
En mis gustos, empezaba a parecerme al investigador gallego Pepe Carvalho. Una diferencia: yo no quemaba los libros que había leído. Quemaría con gusto los libros que nunca me atrevería a leer no solo por malos, sino por ser los más vendidos. Si un día escribía una novela, comería tanto o mejor que Carvalho. La literatura es una glosa de la literatura, el cine una glosa del cine y el crimen una nota al pie de página escrita debajo de la crónica de otros crímenes –pensaba. La vida es una glosa de otras vidas, repulsivas o ejemplares. A veces, quería ser una glosa de Carvalho. 
¿Dije que alguna vez quise ser escritor? Mis estudios de Derecho frustraron esa vocación, si la tenía. Me consolaba leer y creer que era yo el autor de los libros que admiraba. Escribía notas en los márgenes, corregía las erratas, cambiaba los títulos poco convincentes, alteraba la puntuación de lo leído, me imaginaba distintos los ritmos de la frase. Y si esto no era ser escritor, ¿qué diablos era entonces ser escritor? Me enfurecía con las soluciones fraudulentas a los relatos y con la rima forzada a los sonetos nacionales. Me emocionaba con los hallazgos y con esos comienzos de novela que, en adelante, serán la clave para recordarlas. Interrogaba, aplaudía con signos de admiración, me quedaba flotando en el vacío cuando sentía la llegada del fin. No solo era un abogado frustrado, un fiscal destituido; era un escritor que había escrito solo glosas en los márgenes de los libros. Si un día escribía, lo haría olvidándome de la literatura. Un disparate de libro robado a las costuras mal remendadas de mi vida." 
Óscar Collazos (2013). La modelo asesinada. Océano (pàg. 53).

Vedella a la pizzaiola

Ingredients (4 p.)

8 talls de vedella fins
5 o 6 tomàquets madurs
1 gra d'all
Orenga seca
Sal, pebre negre i oli d'oliva


S'enfarinen i es fregeixen els talls de carn i es reserven. En el mateix oli, s'enrosseix l'all i s'hi afegeixen els tomàquets a trossos i l'orenga. Se salpebra, es tapa i es deixa coure a foc lent uns quinze minuts. Aleshores s'hi afegeix la carn i es cou tot junt cinc minuts més.

Etimologia

La locució a la pizzaiola prové de pizza, atès que aquesta carn s'acompanya amb els mateixos ingredients que la pizza (tomàquet, all i orenga).

Hi ha receptes que també hi afegeixen olives negres i tàperes, i fins i tot, hi ha una versió més sofisticada que consisteix en un filet de vedella empanat, amb una capa de tomàquet al damunt i un tall de mozzarella dalt de tot i gratinat al forn. De tota manera, la subentrada alla pizzaiola del diccionari Lo Zingarelli només diu "di carne cotta in intignolo di pomodoro, aglio e origano" [Nicola Zingarelli (1996). Vocabolario della lingua italiana (12a ed.). Bolonya: Zanichelli.]

Comentaris

  1. Un admirador de Pepe Carvalho que també investiga crims i gaudeix amb el menjar ens fa arribar des de Colòmbia un plat italià... Que vagi de gust!

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